Paseo nocturno ..::Leonard::..

El ambiente estaba frío, la noche ya había caído, el crepúsculo había culminado y lo había presenciado tranquilamente sentada sobre las raíces de un viejo y descomunal árbol, en medio del parque... Podía ver a su alrededor muchos más árboles tan iguales en proporción al que se encontraba recostada que de pronto se sentía diminuta. Fijó su vista ahora en el cielo, completamente negro, iluminado por una luna apenas creciente y miles de diminutas estrellas que le rodeaban para hacerle compañía, o al menos esa era la percepción de la joven Híbrida.

Después de unos segundos de meditación con la mirada fija en la luna y el infinito cielo, bajó la vista a tierra, justo sobre su regazo mantenía un libro de literatura, no era precisamente la cosa más romántica que hubiese leido jamás, pero al menos sentía la diversión de la pareja protagonista al discutir, a veces quería a alguien así... Con quién estuviese bien, pero que discutiesen aunque fuese solo por diversión, que luego ambos pudieran soltar una carcajada y olvidarse de ello.

Fijó su mirada en la lectura, y se sumergió tanto que incluso bajó la guardia, sus sentidos se encontraban por completo en el libro, se acercaba el final y quería saber que sucedería con el cofre de joyas de la difunta reina Francesa, además que terminaría ocurriendo con los protagonistas, cuando de pronto sientió una presencia ya muy cerca que le obligó a levantar la mirada.

Frunció débilmente el seño, después de tanto había aprendido a la inutilidad para una persona como él los días libres. El trabajo le mantenía ocupado y distraído sobre lo rutinario que se había vuelto vivir… siempre solo, siempre en las sombras y sin un atisbo de humanidad.

Con pasos lentos y cansinos recorrió las calles de la ciudad, sus ojos se volvieron a uno de los escaparates con sus enormes vitrinas. La imagen que le devolvía resultaba por demás contradictoria ¿Así le verían los demás? Un chico atractivo vistiendo unos pantalones negros con un par de bolsas de cierre sobre los costados, una camiseta blanca y una chaqueta azul marino. Sonrío a una de las chicas que se había detenido a mirarle y que se sonrojo ante el gesto.

La respuesta era clara, las otras personas no le veían realmente, patético, dejo escapar un prologando suspiro por esa razón odiaba los días libres le dejaba mucho tiempo para pensar y lo que menos deseaba era disecar su vida. Levanto la vista admirando la belleza de la luna, alzo la mano intentando alcanzarla y finalmente cerro el puño.

Con las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta azul marino entro al parque, un paseo nocturno serviría para distraerse. Ensimismado solamente levanto la vista al tener frente a si una joven.

-Disculpa si te he asustado- sonrío intentando disculparse aunque aquel gesto no fuese más que una burla sutil, desde que Tamsi murió ninguna de sus sonrisas habían sido sinceras solo las consideraba un protocolo más. Sus ojos se desviaron al libro que tenia la chica entre sus manos- Vaya me sorprende que todavía haya quien disfrute de un buen libro

El cuanto el joven se disculpaba, Michelle se ponía de pie respondiendo a su sonrisa casi por educación y una expresión muy neutra, no solía expresarse demasiado, con nadie. Desde la muerte de su hermano Byrom su alegría y el brillo de sus ojos se habían ido también... El cuanto el joven dio mensión mensión al libro que llevaba en las manos sonrió con un poco más de emoción, debido a que ahora lo único que hacia que no perdiera la paciencia ante una vida tan vacía como la que llevaba eran los libros y sus dibujos.

Sí, en estos tiempos muy pocos saben apreciar la lectura, y es una lastima, con ellos puedes conocer el lugar que quieras o vivir cualquier aventura, sin ir muy lejos... Aunque claro, quienes pueden prefieren viajar y ver con ojos propios lo que tan maravillosamente te enseñan los libros... Comentó, aunque debía admitir que se había extendido un poco, pero era lo cierto, lo jovenes de las últimas generaciones eran muy despreocupados con esa tema, aunque... Ella aparentaba serlo también, pero en realidad había vivido ya más de un siglo. ¿Debería entender con su comentario que también gusta leer? Preguntó serena, aunque en realidad debió ser más una afirmación.

Oh por cierto... Mucho gusto, Michelle Harcourt, un gusto conocerle... Mencionó tendiendo su mano para saludarlo y presentarse de manera formal, mirándole a los ojos, siempre lo hacia, le parecía de mala educación no mirar a las personas mientras se habla o se mantiene una conversación; además dejando espacio para que el joven también se presentase.

Sonrío asintiendo con la cabeza, aunque lo suyo no eran principalmente los libros de corte romántico o aquellos cuyo tinte principal fuera ese, los encontraba entretenidos, los romances nunca eran como lo pintaban en aquellos libros rosas.

-Si aunque no he tenido mucho tiempo de ejercitarlo últimamente- su yo interno soltó una carcajada ante lo irónico que resultaba eso, tiempo era lo que más tenía en esos momentos. Al menos desde el concepto humano, después de todo había aprendido lo flexible que este podía ser- ¿Le molestaría algo de compañía?

Frunció el seño, sorprendido, al escucharse decir aquello, bueno tenia que admitir que encontrar a personas que compartiese su amado gusto por la lectura resultaban esquivos, se negaba a creer que estuvieran en periodo de extinción, después de todo la época marcada de la tecnología estaba en su apogeo.

-Es un placerte conocerte Michelle- Extendió la mano correspondiendo el saludo, apretando ligeramente sus manos amistosamente. Encontraba a la chica bastante interesante, agrego esto a la pequeña lista de motivos por la cual le había pedido quedarse con ella- Mi nombre es Leonard pero mis amigos- de esa palabra hacia mucho que no la usaba para referirse a alguien más. De hecho desde que llegara a EUA no había tenido ningún amigo solo compañeros y nada más- siempre me han llamado Leo, si gustas puedes llamarme así

Ante su primer comentario la joven comenzó a preguntarse que edad tendría él. Por alguna razón no podría saber lo que era, no sabía si quiera si era humano. pero en cuanto preguntó si la compañía le molestaría se apresuró a responder. No, claro que no... Ninguna molestia... Aunque siempre con su rostro serio e inexpresivo. Lo mismo digo... Leo. Dijo en cuanto él terminó de hablar y una pequeña sonrisa surcó en sus labios, recordado repentinamente como solía llamarla su hermano.

En ese caso Leo, me gustaría que me dijeras Ely, un diminutivo algo extraño de mi nombre que solía usar mi hermano. Mencionó con aire melancólico por los recuerdos que acudieron a su mente.

Repentinamente una brisa fría los envolvió, y no pudo evitar frotarse los brazos, murmurando el frío que tenía, pero rápidamente optó por preguntarle... ¿Le molestaría si nos sentamos? Estaba un poco apenada, pero con el dolor de pies y espalda que tenía lo prefería así, la última semana había tenido que limpiar la mansión entera sola, y con el poco ejercicio que hace normalmente, todo ese ajetreo junto causó tensión en todos y cada uno de sus musculos. Agradecía que al menos estaba ya de vacaciones en la preparatoria, de lo contrario... No quería imaginarlo.

-Muy bien Ely- Contesto rápidamente con cierta indiferencia. Si que era un diminutivo bastante extraño se dijo así mismo pasando por alto en primera instancia el hecho de que háblese en pasado y por el tono de su voz por lo visto se trataba de un tema serio por demás.

Se golpeo mentalmente por haber sido tan idiota y haber soltado lo primero que se le vino a la cabeza, lo quisiera o no, cualquier tipo de demostración amorosa lo afectaba en una u otra medida. Genial ahora se sentía culpable y se limito a asentir ante su pregunta.

Retirándose la chaqueta que llevaba se la puso a ella en los hombros, no podía evitar gestos como eso, además la joven lucia tan indefensa que nacía en él ese sentimiento.

-Con esto te mantendrás calientita, la noche esta fresca y te podrías enfermar sino te cubres- murmuro al sentarse a su lado, al tiempo de acomodarle correctamente la chaqueta. Suponía que al haberla llevado puesta estaría lo suficientemente caliente en esos momentos como para eliminar cualquier rastro del frío nocturno- ¿Usualmente le das tu nombre a un extraño? Podrían hacerte daño si los dejas acercarse tanto- miro sobre su hombro- además este lugar se ve solitario

El tono de su voz era burlesco paso un brazo alrededor de sus hombros por si la chica se intentaba levantar con brusquedad.- Es broma…no es la forma correcta de comenzar una charla aunque escuche que los americanos tenia un peculiar sentido del humor.

Se sentía extraña mientras él le colocaba su chaqueta, hacia mucho tiempo que nadie era tan amable, en la actualidad tanto jovenes como adultos tenían un caracter de los mil demonios, y te salían con cada grasería, los ansianos eran los más amistosos, y hacia tiempo que no se relacionaba con seres de otras razas que no fueran humanos. Y aunque usualmente era muy sencillo para ella identificar la raza de las criaturas, con Leo se le estaba dificultando, pero algo le decía que no era humano, y tal vez, que su pasado había tanto o más doloroso que el propio. Gracias Leo... Pronunció con voz firme aunque sus mejillas tomaron una leve tonalidad rosada, mientras le escuchaba hacer un comentario sobre si le daba el nombre a cualquier extraño, y pensaba responderle en ese instante, pero le pasó un brazo por los hombros excusandose por su broma, entonces sonrió y sin embargo respondió.

No bueno... Digamos que tengo algo así como un... Sexto sentido, que me permite saber si con quien me relaciono es o no una buena persona... Dijo con cierto y muy leve aire misterioso, como intentando decirle que ella tampoco era humana, pero de manera tácita de modo que si resultaba ser un humano no le tomara demasiada importancia al comentario... Y no se crea, hay norteamericanos muy amargados, sobre todo los empresarios... Opinó la joven, de acuerdo con que habían algunos con buen sentido del humor. Entonces la curiosidad la invadio, no podía evitarlo, era natural en ella la curiosidad.

Disculpe que me entrometa Leo pero, ¿Usted a que se dedica? Si, la verdad era curiosa por naturalesa, siempre lo fue, eso a veces le traía resultados positivos, pero otras muchas le daba problemas.

Por lo visto era un sexto sentido muy particular, aunque él no fuese esencialmente una buena “persona”, ladeo la cabeza, mirado delicadamente a la chica. Desdibujo su rostro siguiendo la curva de su perfil hasta sus ojos, tenia unos hermosos ojos que podrían conseguir mucho más que un par de palabras, seguramente todo el misterio comenzaba y terminaba en estos.

-No te preocupes esta bien- No había una respuesta precisa a aquella pregunta, en los últimos años había sido tantas cosas. Para sobrevivir había trabajado incluso de guardaespaldas-En Inglaterra estudiaba en la universidad, me sali de la escuela y vine a EUA…Lo demás es cotidiano, seguramente lo has escuchado muchas veces y bueno termine como barman. Si algún día gustas ir a verme serás bienvenida… llegue el fin de semana pasado y hasta la fecha ni siquiera he podido encontrar un buen lugar para vivir aquí.

De la bolsa trasera de su pantalón extrajo una de las tarjetas del bar en el que trabajaba y se la dio a Ely con una sonrisa en los labios. Levanto una ceja extrañado, una cosa es que quisiera conocer a una persona interesante y otra que se tomara tantas confianzas con ella.

Sus ojos se oscurecieron visiblemente, aquella joven le producía tantas sensaciones algunas de reconocimiento, otras de repulsión y no de forma habitual como solía sucederle con una persona normal. Ely era diferente le hacia mantener sus sentidos en alto a la perspectiva de lo impensable.

-Y dime ya que estamos en confianza ¿A que te dedicas?- Por su edad podría ser una estudiante, pero las edades en estos días y tras haber conocido años atrás a un par de seres similares a él, dos ángeles, ya no contaba la edad aparente como punto de referencia- Me gusta este lugar, en verdad que me gusta, no siempre se encuentran lugares como estos, normalmente no me siento comodo hablando con extraños pero tú eres diferente y no encuentro en que sentido- respondio sinceramente, sorprendido en cierta medida la facilidad con la que habia soltado todo

Así que era Ingles, interesante, eso le dificultaba un poco las cosas a la hora de saber que raza era, ya que a los ingleses por lo general les gustaba mucho la lectura, genial… Pensaba decirle que ella administraba un lugar donde podría pedir estadía, pero decidió esperar un momento a que terminara él de hablar para no interrumpirle. Así pronto tuvo una tarjeta en su mano del lugar donde Leonard trabajaba.

Levantó la mirada hacia él, era algo extraño la verdad, pero no extraño en sentido negativo, le hacia sentir cómoda y en confianza, pero a la vez que debía estar alerta de cualquier movimiento en falso. Sin embargo intentaba mantenerse tranquila y pasiva, nada iba a pasar, era una buen joven, eso quería creer.

Repentinamente Leonard preguntó a qué se dedicaba, lo que dio la oportunidad perfecta a Michelle de hablarle de la mansión. -Bueno, verás Leo, yo vivo en una mansión un poco a las afueras de la ciudad, pero como aún no tengo la edad de trabajar, y tanto mis padres como mi hermano mayor murieron, por lo que eh puesto la mansión como una residencia, allí pueden hospedarse muchas personas, el lugar es inmenso y por el momento estoy sola, así que, si no tienes donde quedarte, puedes venir conmigo si no tienes inconveniente.- Había comentado la joven invitándole de manera amable a quedarse en la mansión si no tenía donde quedarse. Aunque sin poder evitarlo, su voz había sonado quebrada al nombrar a sus difuntos familiares.

¿Que Michelle era diferente? Sí que lo era, era muy diferente en todos los sentidos, lo que ninguno de los dos sabía en ese momento es que aún no se conocían nada, ya pronto tendrían una imagen y perspectiva nueva y mejor del otro. -Sí, la verdad esta ciudad tiene su encanto, no es muy grande pero atrae... "personas", bastante "particulares"...- Mencionó en cuanto al comentario del joven que no siempre se consiguen lugares como ese, y era verdad, ella misma se preguntaba a veces como era que llegaban "casualmente" tantas criaturas de razas distintas a esa zona. -Vaya Leo, podría decir que me alagas con el comentario ^^ y podría decirse que sí, tal vez soy diferente en muchas cosas a muchas jovenes de mi edad, pero... Si lo ponemos de esa manera, usted tampoco es normal Leo, creo en realidad que ambos somos muy diferentes a los patrones comunes en personas de nuestra edad- Mencionó un tanto entriste, mientas pensaba en lo diferente que podía ser y que por ello no tenía un lugar al cual pertenecer, sus padres habian muerto, su hermano también, y... No podría acudir a personas de su propia raza, ya que no era de ninguna y a la vez, era un poco de todas.

Una amplia sonrisa se formo en sus labios, no quiso comentar nada, aunque el hecho de que Michelle, promocionara, así su hogar no le parecía del todo. Se mordió el labio inferior mirando de frente, seguramente estaba exagerando como le habían dicho muy a menudo su maestro.

-Tendría que ver el lugar- hablo al fin sin mover ni un solo músculo y con un tono de voz por demás carente de emociones sin dejar de ser amable- Aunque ya gano un punto por la compañía.

De pronto se le vino una idea rara a la mente, podría ser que estuvieran dando vueltas en círculos cuando ambos conocían lo que se escondía detrás de la caja. Algunas aseveraciones de la chica le recordaban un tanto y más a las propias, tanto a las dichas esa noche como a las que usaba a menudo al tratar incluso con sus amistades.

- ¿Podría ser?- soltó una pequeña carcajada sinceramente divertido, no se había esperado esa clase de respuesta- En este caso madame, no creo que sea la forma idónea de decirlo… o lo es o no lo es.

Bien, si las cosas tomaban esos nuevos tintes tendría que tenderle una pequeña trampa, nada grave y que fuese lo suficientemente holgada como para salir del apuro si es que fuese necesario. Se paso una mano entre los cabellos peinándolos descuidadamente.

-Yo se que es lo que es ser diferente, cuando era niño me ha toco un ángel y todos se burlaban de mi por eso... me decian loco- se detuvo sabiendo que había captado en algo la atención de la chica- Dime algo alguna vez has escuchado la historia de por que los ángel pierden tan fácilmente sus alas y caen a montones en la tierra. Se dice que cuando uno de ellos te toca tu vida cambia por completo- sonrío de lado- Te conviertes en otra cosa… los ángeles son muy selectivos al escoger a sus protegidos y solo toman bajo sus alas aquellos que son diferentes.

Levanto la vista mirando a los pajarillos que regresaban a cobijarse en sus nidos, una de las plumas de aquellas aves le cayó en las manos, cubrió la pluma con ambas manos y soplo entre estas cambiando la pluma del ave por una de las suyas.

-Mírala- La tomo de la mano, obligándole a dejar la palma expuesta para después comentar jocosamente, restándole toda importancia- Es una pluma de ángel

Estás en todo tu derecho de ver el lugar antes de decidir, pues solo fue una oferta, además... Algo me dice que pronto habrá más gente en la mansión, y no estaremos solos si es lo que le preocupa. Comentó de la mism forma que el lu hubiera hecho, sin ningún tipo de expresiones, pero sin dejar de ser amable.

La joven en un principio no entendió el por qué de la risa de Leonard, y se quedó el silencio, sin expresar su sorpresa y mirandole fijamente, entonces cuando él terminó de hablar lo comprendió, y no pudo evitar sonreir levemente. Pues sí Leo, podría ser, pues lo diferente no está en mi, sino en quien me ve... Puede que usted me jusgue de una manera y piense que soy diferente por una u otra cosa, pero... Si otra persona hiciese lo mismo al tiempo, quizás opinase algo diferente, ¿No lo cree usted? Preguntó sin dejar de sonreír, al menos ella veía las cosas así.

Notó como se peinaba delicadamente los cabellos con sus manos y casi pudo notar ciertas intenciones en su mirada, pero era tan inexpresivo como ella, así que dudó seriamente sobre si su percepción había sido real o solo había imaginado ver algo donde en realidad no lo había. Pero luego escuchó su relato sobre un ángel que le había tocado, aquello captó mi atención notoriamente, pero luego que recompuse mi expresión neutra éra ya tarde, noté que se había fijado por la sonrisa de medio lado que dibujó luego en sus labios, y la verdad no había escuchado aquel relato que él mencionaba, pero sabía perfectamente lo que era ser un motivo de burla, o "la cosa rara" entre los demás.

Leonard tomó en su mano lo que parecía una pluma, luego la depositó en mi mano y lo comprobé, entonces él aseguró que era la pluma de un ángel. La chica le miró de reojo y luego a la pluma, claro que la reconocía, las propias eran muy similares solo que más pequeñas. Llevó la pluma asu rostro para acariciarlo con ella, pero lo que en verdad buscaba era tenerla cerca para poder sentir con más presición su olor, y cuando lo hizo se detuvo en seco, ¡Eso es! Leonard era un ángel... Lo sabía, no podía ser humano. Sonrió casi divertida y le dijo: Eso es lo que eres, ¿no es así? Aseguró y preguntó luego... Y esta pluma, es tuya ¿no es así? Repitió la pregunta. Ya sabía que no podías ser un humano. Dijo fascinada, hacía mucho no tropezaba con un ángel, desde que había culminado la segunda guerra mundial para ser exactos, entonces sonrió mirándolo, intentando buscar alguna diferencia física que lo distinguiera de un humano, ¡Ninguna! Quizás solo sus alas, la cuales debía mantener de momento, ocultas.

Estaba casi segura que con eso la curiosidad de saber que cosa era ella quedaría implantada en él, habría que esperar a ver como reaccionaba, si negaba lo que era o hacia algo inesperado, pero ahora sabía que no debía temer, ni tenía razones por las que estar alerta, los ángeles (oscuros o puros) no tendían a ser violentos, pero solo queadaba esperar.

Parpadeo, sorprendido, no podría negar que ese fuera uno de los desenlaces previstos pero de todos era el que menos posibilidades le había otorgado. Bien si sus suposiciones eran cierta entonces solo quedaba una pregunta ¿Qué era Ely?.

Se puso en pie mirándola esta vez con frialdad como si tratase de adivinar de quien se trataba, no había necesitado mucho para saber quien era él, claro que la pista fue por demás lógica pero ese sentimiento tan extraño que le producía su cercanía no lograba explicarlo bien del todo.

Se sentía en desventaja y eso siempre le había molestado, finalmente suavizo sus facciones cerrando los ojos, afirmo suavemente seguido de aquello una explosión de plumas baño el lugar, las suaves plumas junto con el plumón caían a sus pies como la lluvia de abril y desaparecían al poco rato de tocar el suelo.

-Si lo soy- abrió los ojos lentamente mientras pronunciaba aquello, normalmente no encontraba la necesidad de demostrar que era o quien era lo encontraba indigno, muy propio de aquellas criaturas que no tienen las habilidades suficientes para evitar meterse en problemas. Su voz había adquirido un tono más profundo y al escucharla uno sentía que esta provenía de varios lugares al mismo tiempo, en cambio sus ojos había adquirido un matiz mucho más triste y melancólico de que lucia cuando era humano- ¿Quién eres tú?

Tenso las alas dispuesto a volar lejos o bien entrar en batalla, las puntas lucían perfectamente afiladas y sus ojos seguían hasta el menor de los movimientos de la chica. Debería estar en guardia, esa fue la primera de las leyes que le enseñara su maestro.

-Ya te esperabas esto… ¿No es la primera vez que nos vez?- hablo más para si que para ella- Estabas dispuesta a compartir tu techo y seguramente tu confiaba también se deba a eso tan extraño que no logro entender en ti- Comenzó llorar sangre, otro más de sus castigos, pequeñas lagrimas escarlatas se escurrían por sus mejillas manchándole las alas y la ropa

Leonard se había puesto en pie y comenzado a mirar con frialdad, no se lo esperaba, tanto fue que por la repentina sorpresa se sintió minúscula a su lado, pero su orgullo afloró así que se puso de pie como enfrentándolo, pero pronto se arrepintió, él se calmó un poco y cerró los ojos, cosa que la joven no entendía, ¿Le disgustaría que supiera lo que era? Repentinamente una explosión de plumas cubrió el suelo que nos rodeaba de cerca con plumas suyas, descubriendo de esa manera sus blancas alas, afirmando con esto mi teoría y luego sus propias palabras lo afirmó. Sin embargo a Michelle le preocupaba más el hecho de que se mirada se tornara triste al hecho de que fuera un ángel.

"¿Quién soy?" Se preguntó también Michelle en pensamientos "¿Qué cosa soy?" La verdad el hecho de ser una híbrida le hacía sentirse mucho menos que cualquier otra criatura, ya que era todas, pero ninguna a la vez, no podría decir con orgullo que era de tal o cual raza, porque no pertenecía a ninguna de ellas en realidad. Tragó con fuerza, sus ojos siempre inexpresivos continuaron así, no demostraría su debilidad, no lo haría, y no lo hacía por orgullo y a la vez por miedo de que también él la rechazara, no quería volver a sentirse así de nuevo, mucho ya lo había hecho antes.

¿Quién soy? Soy Michelle, soy una chica que hace muchos años no envejece ni un poco, soy una chica que lleva demasiado tiempo sola y que a abierto su casa a extraños por miedo a sumergirse tanto en sus libros que le llegue a ocurrir lo que al Don Quijote, volverse loca y no saber diferenciar la realidad de la fantasía... Eso soy... En algunos aspectos muy parecida a ti... No era para nada mentira, además sabía que tampoco él había envejecido hacia un buen tiempo, y que talvez también llevaba mucho tiempo solo, pero era lo único que se atrevia a decir al respecto, no se sentía aún preparada para decirle a nadie que no era de ninguna raza en especial.

Él tensó su alas y no le quitaba el ojo de encima, dijo algo que era muy cierto, no era la priera vez que veía un ángel, ella misma tenía alas, solo que notablemente más pequeñas que las de un ángel puro. Lo siguiente que dijo la sorprendió sobre manera... Sí, estoy dispuesta a compartir mi techo, pero te acabo de explicar hace un momento mis razones y... Se calló al ver las lágrimas de sangre comenzar a brotar de sus ojos, y como si de una revelación se tratara, lo supo, era un ángel oscuro, un ángel caído... "¿Qué habría pasado en su vida como humano que lo hiciera ser un ángel caído?" Se preguntó en pensamientos la chica. La sangre se le bajó a los pies quitando color a su rostro, siendo el pecho oprimido... Siendo conciente de su mirada inquisitiva, Michelle se acercó lentamente hasta él y le miró a los ojos fijamente, sin dejar de hacerlo acercó con el mismo cuidado ambas manos hasta su rostro para secar las lágrimas que seguían brotando.

Creeme que no hay confianza en mí hacia mi misma, no... Quizás, aunque suene cobarde, lo que busco es alguien en quien no pueda confiar, alguien lo suficientemente malo, por decirlo de alguna forma, como para que se atreviese a matarme... Fue el único indicio de debilidad que mostró, ya que ni aún diciendo estas palabras se permitió dejar correr las lágrimas, en cierta forma admiraba a Leo por poder llorar tan libremente, ella simplemente aunque quería el orgullo no la dejaba. Sin embargo los ojos ya se le habían humedecido, básicamente le miraba a los ojos para que él confiara en ella y para de cierta manera mostrarle que le dolía verlo llorar así, que se sentía lo suficientemente mal para también querer llorar, pero la fábrica de lágrimas estaba temporalmente cerrada. ¿Puedo preguntar que es lo que no entiendes de mí? No dio ni un paso atrás, seguía cerca de él, dándole a entender que no le temía, y que no tenía por qué temer de ella. Al parecer le gustaba demostrar más con acciones que con palabras, no era buena con ellas.

Chasqueo la lengua, no sabia por donde comenzar y las palabras de la chica en vez de ayudarle a aclarar un tanto su mente solo le había perturbado más.

Entendía la soledad implícita en las palabras de ella y a pesar que busco un rasgo que delatase una mentira no le encontró. Sabia sobre la soledad y la locura, resultaba tan fácil caer en la segunda como perderse en la primera encontrando algo mucho peor a lo que vulgarmente se llamaba muerte.

Y vaya que él había abrazado al “ángel de la muerte” pero aquel bastardo ni siquiera le había besado regalándole lo único que anhelaba en esos momentos, la paz y la salvación a la poca cordura que lastimosamente se arrastraba por una superficie llena de baches y huecos, su vida, había caído en la desesperación y luego en la depresión; Resulto fácil entrar pero salir no, para su buena suerte o mala según se vea la razón de seguir adelante se basaba en la purificación de sus pecados.

Un temblor le recorrió de pies a cabeza al sentir la suavidad de aquel toque. Deseo haber dado un paso hacia atrás, evitar cualquier contacto con aquella criatura que le confundía de tal forma pero su cuerpo no le obedeció y se quedo estático, mirándola mientras apartaba las lágrimas de su rostro.

Le aparto las manos con algo de violencia al escuchar la palabra muerte, eh inevitablemente pensó en ella, su sol y único amor. Alzo el rostro mirando el cielo nocturno, se llevo una mano a la cara. Las yemas de los dedos tocaron apenas la piel, con el pulso acelerado apenas y conseguía no temblar de forma evidente, alejo su mano sonriendo tristemente ¿Qué es lo que esperaba encontrar? Nada había cambiado

-No hables tan ligeramente de la muerte- suspiro al fin mirándola más calmado, con la palma abierta como si tratara de ponerse una mascara paso la diestra por su cara borrando al menos de momento uno de los estigmas- No es algo que este dispuesto a escuchar.

Sus fuertes alas se abrieron en toda su extensión, dio un paso al frente, arropando a la chica, separándola del resto del mundo y de las miradas curiosas.

-Te lo dije, los ángeles suelen ser caprichosos con las personas que escogen- sus brazos rodearon la fina cintura atrayéndola en un intimo abrazo- Eres la primera en más de tres décadas que le permito verme así.

Sus dedos se deslizaron por sus cabellos, jugueteando con cada uno de los mechoncitos que iba separando, agacho la cabeza aspirando suavemente el aroma que desprendía restregando su nariz contra su frente. Le soltó para sujetarle el rostro con ambas manos volviendo lentamente a la normalidad sin apartar sus ojos de ella.

-Iré a vivir contigo- su voz seguía igual de imperturbable, aunque en esta ocasión tenia ese tono humano que antes no se había dejado ver. Necesitaba saber el por que era que esa joven producia esos cambios tan dramaticos en sus personalidad y le hacia incluso dudar de si- Solo una cosa te pido no digas a nadie lo que has visto esta noche… no es algo que me agrade mucho. Pero sobre todas las cosas no vuelvas a hablar así en mi presencia… no se que seas ni lo que te haya pasado, en realidad en estos momentos no le encuentro relevancia, pero esa forma de hablar solo la tienen los suicidad.

Su brusquedad al apartar las manos de la chica de su rostro le sorprendió, Leonard estaba confundiendole, tenía reacciones muy opuestas, como si se contradijera, en un momento llora al otro le mira como si le tuviera rabia, provocando en ella reacciones equivalentes a las suyas, cosa que ya le estaba provocando un dolor de cabeza que esperaba desapareciera pronto.

Luego de que pronunciase un primer comentario, Michelle no podía creer lo calmado que se veía ahora, tanta fue la sorpresa que no pudo evitar mirarle con los ojos muy abiertos e incluso los labios entre abiertos. Ok, ahora ella sabía que era pero... Había una duda mucho mayor, ¿Cómo era él: alegre, serio, amargado, extrovertido...? No comprendía, o mejor dicho, no lo entendía a él, aunque, si se pensaba bien, tal vez su pasado era tan triste como propio, quizás más... Algo debía haber vivido cuando era humano que lo hiciera así, estaba ahora más segura de ello.

Repentinamente, en medio de sus pensamientos, se dio cuenta que era cubierta por las enormes alas de Leonard, llevandola a mirarlo como queriéndo saber que tramaba, y sus siguientes palabras la confundieron más... "¿La persona que escogen? ¿Me ha escogido a mi? ¿Para qué?" Se preguntaba la joven que luego sintió los fuertes brazos rodearle el cuerpo atrayendola al ajeno en un abrazo muy íntimo, sin embargo no se sentía con fuerzas de negarse, además que allí, de esa manera se sintió reconfortada, de alguna forma querida, ya que la única persona que la abrazó alguna vez de esa manera había sido su hermano, el único hombre que podría decirse amó, de alguna manera.

El joven comenzó a jugar con el cabello de Michelle sin dejar de abrazarla, ella soltó un suspiro y cerró los ojos mientras se dejaba hacer, sintiendo aquello como una suave caricia que terminó pronto cuando ambas manos masculinas se posaron en su rostro, momento en que abrió lentamente los ojos, notando su mirada fija, y en seguida volvía a su apariencia humana, ocultando sus alas.

No diré nada a nadie Leo, si hay algo que respeto son los secretos de los demás... Sentía la misma curisidad que ella hacía unos minutos por saber que era, pero... ¿Qué decirle? De ninguna forma creería si le dijese que era una híbrida, para ello querría pruebas, y no quería darlas, se sentiría aún más pisoteada de lo que ya se sentía, así que prefirió la salida fácil, mostrar lo que a vista de todos era lo que más aparentaba ser. Pero no mentiría, simplemente mostraría sus colmillos y dejaría que él sacara sus propias conclusiones.

Se agarró con delicadeza de sus antebrazos, debido a que sus manos seguían tomandole el rostro, y de forma delicada le mostró sus colmillos, era una ventaja tenerlos un poco alargados, le hacía parecer un vampiro cualquiera, y sus ojos color miel corroboraban un poco el hecho, su piel trigueña más bien la hacia acercarse más en apariencia a un licántropo. Lo que ves, es lo que soy, más allá de esto no hay demasiado que mostrar... Y, eres bienvenido a mi hogar Leo, puedes estar seguro que no te faltará alimento o cama, solo... ¿Puedes pagar el precio? Lo último lo dijo en tono serio, sin soltarse de sus ante brazos, luego sonrió algo divertida queriendo romper la tensión que se había creado al último momento entre ellos. Es tan caro como lo que vale un poco de tu confianza... No soy tu enemiga y no quiero serlo, lo único que de verdad deseo, es tu amistad, quizás así podamos conocernos mejor, ¿No te parece?... Ah y... Gracias por dejarme ver tu verdadera forma, tienes unas hermosas alas... Con eso deseaba nuevamente ser algo, lo que fuera, no importaba si un humano y nada más, pero tendría una forma humana completa, así, como vampiro no sentía ansias de sangre; como licántropo no era aquel inmenso animal sino un pequeño cachorro, parecía más bien un perro que un lobo; como demonio era patética, el mismo cachorro con colmillos más crecidos y ojos rojos, solo un humano temería de un perro con rabia; y como ángel, debería ser decepcionante para un ángel como Leonard, con esas inmensas y bellas alas verla transformada en ángel, con unas alas tan pequeñas que parecerían parte del disfraz de un niño. Y su mirada entristeció un poco a pesar de su sonrisa.

No tenia por costumbre el confiar en las personas ni el resto de las criaturas ni si quiera en los que eran de su misma especie, a todos los encontraba definitivamente pertuebantes. Quizás el misterio que los humanos tanto alegaban, aquella fascinación que les resultaba irresistible hacia ellos era ese mismo punto que él tanto marcaba, el propio aislamiento, la soledad y su impenetrabilidad habían formado seres con matices sumamente apetecibles para la fecunda imaginación humana. Había aprendido a estar solo, la mayor parte de tiempo, a confiar solamente en lo que pudiera conseguir con sus dos manos y ahora no solamente rompía ese esquema sino que recordaba las palabras de su maestro.

“Aun siendo un ángel caído un día tendrás esa imperiosa necesidad de proteger y cuando llegué ese momento todo lo demás se vendrá a bajo de un soplo”

Ely no era la clase de persona que necesitara protección desde su punto de vista pero algo más conciente que él mismo le empujaba suavemente a cuidar e intentar sanar las heridas de ella. Resongo mentalmente pensando en lo absurdo que sonaba eso, él no era un sanador como Mattew, sino uno vago que disfrutaba un momento nada más.

La miro con suma atención cada nueva pista que le soltaba le llevaba, mentalmente, a un camino sin retorno, no era esa la respuesta correcta y al mismo tiempo rozaban tan cercanamente la verdad que termino fastidiado.

-Si, todo esta en orden- Con esto no solamente pretendía contestar tranquilamente su pregunta sin que había aceptado que confiaba en ella lo cual era mucho más importante, a su parecer, que cualquier otro tema entre los dos.

La soltó dando dos pasos hacia atrás, sin dejar de mirarla, levanto una mano revolviéndole los cabellos como lo haría cualquiera en un gesto cariñoso, no se sentía aun lo suficientemente fuerte como para dejar que otro viese lo que había en su interior, para quitar aquellas altas murallas y encontrarse con aquel joven que había muerto varias décadas atrás. No se lo diría, no quería arruinar ese momento.

-Nunca las he considerado bellas en realidad y como te dije antes muy pocas veces me he mostrado así ante los demás, no es una forma bajo la cual me sienta cómodo- en especial para una persona que deseaba morir más que otra cosa en la vida y solamente se mantenía en pie por creer que esa era la forma de expiación- Aunque admito que no es del todo cierto en ocasiones prefiero trasladarme así… como esta, ya esta anocheciendo y pronto hará más frío dime hacia donde queda tu hogar… será más cómodo viajar así, creo.- esta vez ladeo la cabeza divertido y la travesura brillo en sus hermosos ojos- Al menos claro que te de miedo el volar?

Leonard soltó con cuidado a la joven híbrida alejandose un poco de ella, la chica se sentía tranquila, al parecer había conseguido que confiara un poco en ella, y eso le alegraba, era al menos un avance y lo suficiente para ser una sola noche. Sin embargo a Michelle seguía causandole gran curiosidad saber como era él, ya que ahora se mostraba divertido y hasta con cierto destello travieso, y l tono en que él había hecho la última pregunta le sonaba a reto y si había algo que Michelle nunca rechazaba, eso era un reto. Sonrió respondiendo a la travesura que brillaba en sus ojos y casi deseo poder transformarse, pero no lo hizo. No me dan miedo las alturas si es lo que quieres saber, y tampoco temo a volar.

Michelle se quedó mirándolo fijamente mientras analizaba un poco la situación, si se suponía que él era el único con alas entre los dos, eso quería decir, que si viajaban volando en ese momento, ella iría... ...

No quiso pensarlo, aunque sabía que sería algo así, en fin... Ahora se maldecía, por qué a veces tenía que ser tan impulsiva y arriesgada, si tan solo se hubiera detenido a pensar en ello antes de hablar. En fin, era un reto y lo aceptaría como viniese. Entonces comenzó a tomar nota menta de la dirección directa desde ese punto hacia la mansión, ya que el único medio de transporte que usaba era el de los humanos, sus pies, ni siquiera iba en buses o automoviles, únicamente utilizaba sus pies, aunque en ocaciones se aprovechaba de que como licántropo parecía solo un perro y salía con esa forma a la ciudad.

Una vez que más o menos trazó la via en su mente, dio de nuevo un paso hacia él y se dio un cuarto de vuelta para indicarle el lugar. Bueno Leo, para llegar a mi hogar debes ir en aquella dirección, lo que encontraremos al principio será solo bosque, pero en medio de un claro, se encuentra la mansión. Se volvió a girar quedando frente a frente con él. ¿Entonces nos vamos?

Asintió suavemente con la cabeza, tomando una nota mental de la dirección y el paisaje que deberían atravesar para saber a que altura debería de volar para no causar problemas.

Dejo ver únicamente sus alas, realizando una transformación a medias, le resultaba mucho más como ese tipo de cambio a mostrarse cual era pese a ello muy pocas veces “viajaba” acompañado.

-Sujétate fuerte-Volvió a abrazarle por detrás sujetándola con fuerza de la cintura con ambos brazos ligeramente separados- Así podrás ver mejor el paisaje, es una experiencia única- murmuro quedamente a su oído recargando momentáneamente la cabeza sobre su hombro rozando su cara con la de ella.

Instintivamente le apretó aun más contra su cuerpo, temiendo que en un exabrupto le pudiera llegar a soltar. Levando el vuelo a penas separándose un par de metros del suelo para ver si la tenia lo suficientemente bien sujeta e iba cómoda.

-¿Te aprieto demasiado?- Le cuestiono con tranquilidad, aun a esa baja altura a causa del viento los cabellos de ella se mecían y las alas de él en un intento por cubrirle se cerraban medianamente empujando el aire frío hacia fuera- Nunca antes había llevado a nadie a cuestas… es mi primera vez así que no estoy muy seguro de cuanta fuerza debo aplicar- una idea que había desechado en un principio aprecio en su mente de nuevo con renovada insistencia- O quizás seria más cómodo llevarte en brazos ¿te sujetarías mejor de mi cuello?

Tomó un media ransformación dejando a la vista, de su apariencia de ángel, unicamente sus alas. Leonard la tomó de la cintura al principio no le imortó, tenía los pies en el suelo, pero en cuanto se elevó dejandola a salvo únicamente por los brazos de él sintió algo de miedo, hacia muchos años que no confiaba algo tan valioso como la vida a alguien.

La cercanía de esa forma con Leonard le estaba causando escalofríos en todo el cuerpo. N-No... E-Está bien a-así... Tartamudeó levemente como respuesta a su primera pregunta. Luego la segunda la segunda le hizo aparecer un leve rubor en sus mejillas que a la vez la obligó a quitar la mirada.

Luego se dio cuenta que estaba mostrando sus debilidad (eso creía ella, era demasiado orgullosa) entonces volvió a mostrar su rostro seria y se auto obligó a levantar la mirada, y verle a los ojos, así lo hizo... Seguido, para sentirse más segura y por como él lo había dicho, se agarró de él, pero de sus hombros con fuerza, aunque luego que tomaron más altura le pasó los brazos por la espalda alrededor del cuello. C-creo, creo que así estoy bien...¨P-Pero... Si tu crees que estarás mejor de la otra manera... Murmuró y dejó hasta allí el comentario, esperando que él decidiera.

Apartando la mirada, Michelle apoyó la cabeza del hombro masculino con la nariz en dirección a su cuello, teniendo presente su aroma... Dejó escapar inconcientemente el aliento y susurró levemente. Hueles bien... Aunque esperaba sinceramente que no le hubiera escuchado. Sacudió la cabeza e intentó mirarle de nuevo, pero esta vez no fue capaz, ¿Por qué? ¿Por qué no podía mirarle a la cara sin tener la sensacion de que las mejillas se le quemaban? Intentó olvidarse un momento y simplemente se dedicó a sentir la brisa fresca contra su rostro.

-No, lo haces bien…solo quería saber si estabas cómoda y te sentías segura- Le había alcanzado a escuchar murmurar algo pero de forma inteligible por lo cual no le presto atención, solo tenia los ojos puesto en lo que tenia enfrente suyo temiendo que por esa nueva modalidad pudiera llevarle a terminar enredado en alguna rama saliente del bosque próximo.

Efectivamente al poco rato alcanzo a divisar el bosque que paso sin mayor problema hasta llegar finalmente a la casa de Ely. Muy despacio toco tierra batiendo suavemente sus alas para acolchonar un tanto el aterrizaje tornando el aire ligeramente caliente.

-Parece acogedora- dijo distraídamente mientras miraba aquel enorme lugar, se sentía como una avecilla explorando lo que seria su nuevo hogar. Se tensó por completo al recordar algo importante- Se me ha olvidado y creo que ya es muy noche para ir por mi maleta al hotel, ya vere como me las arreglo para dormir, no hace frío… ¿Me enseñaras el lugar? -staba cansado pero no lo suficiente como para tirarse a la cama a dormir con la ropa puestas al menos no mientras no se sintiera acorralado.

La dejo en el piso sonriéndole tranquilamente como si le preguntara silenciosamente si había disfrutado el paseo. Necesitaba entretenerse con algo y pronto, dando un par de pasos hacia la propiedad la miro de reojo indicándole con un leve gesto que estaba intrigado.

Se había acostumbrado ya a ir en sus brazos que se sintió extrañamente desprotegida en cuanto él la depositó en el suelo, y luego extrañamente tonta cuando él le sonrió de manera tranquila y ella solo pudo sonrojarse mientras volteaba la mirada a otro lugar... ¿Enseñarte la mansión? Por su puesto, ven... Sígueme... Le dijo comenzando a caminar en diracción a la entrada de la mansión..

Continua...

[Cambio de escena]